lunes, 12 de mayo de 2014

III.

Se supone que no debo usar mi poder. Se supone que no debo provocar las visiones voluntariamente. Los reinos han estado cerrados durante veinte años, pues lo que sucedió con Mary y Sarah lo cambió todo. Pero si no recorro ese camino, no volveré a ver a mi madre. Nunca sabré nada. En la boca del estómago, donde las intenciones se convierten en decisiones, sé que ya he emprendido ese camino incierto.
Eso barrunto mientras estoy sentada en la cueva oscura con las otras. El ambiente está bochornoso. La lluvia de la noche no ha refrescado el aire. De hecho, sólo ha servido para que el persistente calor se vuelva más pesado e insoportable.
Felicity lee la última entrada del diario de Mary, pero no me entero de gran cosa. Mi secreto va a darse a conocer esta noche, y todo mi ser está tenso por la espera.
Felicity cierra el diario.
-Bien, ¿qué pasa?
-Sí -dice Pippa con aspereza-. ¿Por qué no podías esperar hasta mañana?
-Porque no -contesto. Tengo los nervios a flor de piel. Todos los ruidos se amplifican en mis oídos-. ¿Y si os dijera que la Orden existe? ¿Que los reinos existen? -Respiro hondo-. ¿Y que sé llegar hasta allí?

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